lunes, 14 de noviembre de 2011

Por cada triunfada cuatro metidas de pata.

Lo has reunido todo  pieza a pieza, de ese poco hiciste un montón, y seguiste, seguiste hasta tal punto que tus construcciones perdieron el equilibrio y lo perdiste todo de golpe, te molestaste y rabiaste, lloraste hasta que tus ojos te pedían a gritos un descanso, te odiaste, odiaste tu cuerpo y tu forma de ser, te castigaste a ti mismo tanto tanto que perdiste el norte.
Se te quedaba el tiempo corto haciendo de las tuyas, riéndote a carcajadas y bañándote en tus logros sin saber que un día todo de lo quitarían de las manos a la fuerza y tu allí sin poder hacer nada, atado al tiempo, que no te dejaba mover ni una pieza en tu tablero, y así tuviste que aceptarlo poco a poco, tuviste que aceptar que al rey del juego le derrotaban esos pequeños detalles que antes ignorabas y de los cuales antes te burlabas.
Ahora no haces otra cosa que fingir ser el mismo rey de antes, pero no, las cosas han cambiado y tu lo sabes, y es lo que mas te quita el sueño por las noches, te ahogas solo entre el espeso humo del porro que te consume poquito a poco, has renunciado a perseguir tus sueños, los has abandonado, has abandonado hasta tu mayor sueño...el de elevar tus logros a la Luna, y es lo que te decae como persona.